Silverchair, una historia sincera de la banda en el libro Love&Pain

Silverchair libro Love & Pain

Si te gusta el rock de los 90, Silverchair, debe o debería estar en tu lista de grupos favoritos.

Sin embargo, Silverchair es una banda que misteriosamente pasó muy desapercibida en España. 

Bandas de rock alternativo de finales de los 90 como Staind, Puddle of Mudd, Fuel o Creed, aunque de éxito fugaz, tuvieron mucha más repercusión en la península española que Silverchair durante toda su carrera.

Pero si descubriste Silverchair en su día, resultaba muy difícil de menospreciar por la cantidad de talento que desprendía cada una de sus canciones y por la voz de su cantante, Daniel Johns, que con solo 14 años activaba las alarmas de cualquier melómano: “¡atención, genio de la música!”.

No obstante, un día, ¡Puf!, se acabó Silverchair. O así lo vivimos sus fans (soy uno de ellos, confieso). Lo que prometía ser una banda longeva por su sobrada capacidad creativa, cerró sus puertas después de publicar 5 discos.

Aunque el final del grupo se intuía por un desganado último álbum (Young Modern, 2007), creo que en todos sus seguidores quedó la pregunta de “¿Pero qué ha pasado realmente?”

Respuestas en el libro “Love & Pain, The epic times and crooked lines of life inside and outside Silverchair”

Desde el corazón de Silverchair, el batería (Ben Gillies) y el bajista (Chris Joannou) han publicado este Octubre de 2023 “Love & Pain”, un libro para darnos respuesta al final tan oscuro de la banda.

A partir de esta línea, todo serán spoilers del libro. Si tienes intención de leerlo, no sigas en este post. Ves a mi sección de blog y encuentra algún otro artículo que te pueda interesar.

Chris Joannou
Chris Joannou, bajista y uno de los autores del libro Love&Pain.

¿Por qué terminaron Silverchair?

El libro en cuestión es una confesión muy sincera de todos los aspectos internos de la banda que peor se gestionaron.

Algunos de los conflictos que llevaron al cierre de la banda son deducibles si has estado al día con alguna noticia del grupo. Pero otros sorprenden y bastante.

Hago a continuación una lista/resumen de hechos que terminaron con una de las mejores bandas de rock de la historia (si se me permite decirlo 🙂)

Primer motivo: Fama descompensada

De las primeras informaciones que se confirman en el libro es quien escribía las canciones dentro de la banda.

Sobre todo en los principios del grupo, todas las canciones eran escritas por Daniel Johns (cantante) y Ben Gillies (batería).

Cuando el grupo se hizo famoso -de la noche a la mañana- todos los periodistas perseguían y se interesaban por solo uno sus componentes: el cantante Daniel Johns.

Mientras Ben Gillies, coautor total del primer disco, pudo seguir su vida casi en modo incógnito, Daniel Johns era grabado por los periodistas cada día camino al instituto montado en su bici (“Así va en bici al cole el chaval de los 6 millones de dólares” -se dijo en algún titular).

Esta presión mediática no fue un factor determinante en el final de la banda. Sin embargo, fue el inicio del aislamiento social y personal del cantante y, cómo explicaré más adelante, tuvo sus consecuencias en la dinámica interna del grupo.

Daniel Johns
Daniel Johns, cantante del Silverchair.

Segundo motivo: El alcohol

Los miembros de Silverchair no alcanzaron la mayoría de edad hasta el lanzamiento del tercer álbum (Neon Ballroom, 1999).

En las dos giras mundiales que precedieron a la publicación del tercer álbum, estos adolescentes australianos iban de gira acompañados por sus padres.

Durante estas dos primeras giras, los chicos de Silverchair estuvieron protegidos de cualquier exceso que se pudieran encontrar en el camino. Y uno de estos excesos, por supuesto, era el alcohol.

Una vez adultos, y haciendo giras sin padres, en el libro explican cómo había una ley no escrita dentro del grupo: no se podía beber antes ni durante los conciertos.

Sin embargo, esta norma de no beber se fue relajando…

Silverchair totalmente alcoholizado

Para la época del cuarto álbum (Diorama, 2002) el alcohol pasó a ser como un nuevo miembro de la banda. Estos músicos ya bebían antes, durante y después de los conciertos. Y mucho.

Si quieres ver un ejemplo del beber sin control dentro del grupo, te dejo este momento de un directo en Alemania (Rock Am Ring 2003), donde cantante y batería se van pasando una botella de vodka. Como podrás ver, el trío de músicos, por entonces, mostraban ya un comportamiento bastante decadente.

El resultado de todo ello: batería del grupo alcohólico y abusando de cocaína y marihuana (reconocido). Y el cantante del grupo también alcoholizado.

El sexto álbum de Silverchair que nunca vio la luz POR CULPA DEL ALCOHOL

Aquí entra en escena el bajista del grupo, Chris Joannou, cuyo comportamiento siempre fue más moderado y vivió el final de la banda desde una especie de retaguardia voluntaria. 

Chris Joannou describe las últimas giras de Silverchair donde el alcohol era una constante. Él lo pasaba bien, pero intuía que se estaba perdiendo la seriedad que los había llevado a crear discos increíbles.

Los miembros de Silverchair se llegaron a reunir solos en una casa rural para escribir su sexto álbum.

Chris Joannou explica que hacían improvisaciones totalmente ebrios y que el cantante y el batería, en estado eufórico, creían tener material para grabar el sexto disco.

Sin embargo, el bajista de Silverchair veía que aquellas sesiones estaban bien a nivel experimental, pero que no tenían ninguna consistencia para llegar a ser un álbum.

Todo estalló cuando el batería, totalmente borracho, le empezó a gritar a Chris Joannou, en un restaurante repleto de gente, que tenía que mejorar, que su nivel se estaba quedando atrás en la banda.

El sexto álbum quedó en nada y se lo llevó el viento.

Los tres miembros de la banda dejaron de hablarse totalmente después de aquello.

Tercer motivo: La falta de comunicación

Resultaría difícil de creer que la falta de comunicación fuera el motivo más importante por el cual Silverchair tuvo que acabar su carrera. Pero así fue. No fue el alcohol, ni tampoco el aislamiento social al que se tuvo que acoger el cantante por su fama global. Fue la falta de comunicación la que arruinó a Silverchair. Y ahora entenderéis por qué.

Describiré escenas del libro sobre la relación que tenían los miembros del grupo que rozan lo surreal. Para que veáis hasta qué nivel falló la comunicación dentro de la banda.

Para ello, tenemos que volver a los 90. Subid al Delorean.

Nos trasladamos al último concierto de la gira del segundo disco. En Australia. Todo el mundo está feliz. Ha acabado la gira. Toca celebrarlo. El cantante anuncia que se vuelve a su ciudad en coche con su padre. No irá en el autobús donde los miembros de la banda, amigos y técnicos estarán de celebración.

A todo el mundo le sorprende que el cantante se desmarque así, pero… nadie le pregunta por qué, nadie le pregunta el motivo, nadie le pregunta si está bien. El cantante anuncia su intención de volver a casa con su padre y todos acatan esa decisión como si nada. Al batería le sorprende bastante. Pero tampoco dice nada.

Avanzamos hasta el año 1999. La banda decide que grabará un tercer disco. No obstante, el manager los reúne a los tres para comunicar al batería y al bajista que Daniel Johns se encargará al 100% de la composición de la música. 

A Gillies y a Joannou les sorprende bastante la noticia. Daniel Johns es su amigo. Lo consideran hermano y amigo, pero no sabían nada de aquella decisión. En aquella reunión nadie preguntó por qué. Los dos músicos acompañantes aceptaron el trato pasivamente, creyendo que le estaban haciendo un favor a su amigo, si ese era su deseo.

Y avanzamos hasta la gira del tercer disco. 

Para reducir costos de logística, los miembros de la banda compartían habitación. 

En una ocasión el batería compartió habitación con el cantante, Daniel Johns. Por aquel entonces, ya era obvio que Daniel Johns estaba pasando por un trastorno de anorexia, pero los miembros de la banda no habían hablado de ello. Así que el batería le preguntó a su amigo: “oye, Dan, ¿Qué te está pasando con todo esto del tema de comer?” La respuesta del cantante fue la siguiente: levantarse, mirar por la ventana y no responder… El batería se giró en su cama y también optó por el silencio.

¿Lo veis normal?

¿Cómo describir la relación que tenían los miembros de Silverchair?

Es una pregunta difícil. 

Con lo que hemos leído hasta ahora puede parecer que les unía una amistad más bien débil.

Pero no. Eran amigos. Quizás se podría decir que tenían una amistad muy superficial, pero hay que analizar el contexto.

A principios de los 90 los conceptos de asertividad e inteligencia emocional no se enseñaban en las escuelas ni eran un conocimiento tan popular como ahora.

Los miembros de Silverchair se conocieron en estos términos. Ibas a la escuela, hacías amigos y cuando uno de estos tenía un problema raramente te lo explicaba y, si lo hacía, no sabías cómo actuar. 

No había un profesional en tu entorno escolar o un familiar que te diera las mejores herramientas o consejos para conflictos de tipo inter o intrapersonal.

En segundo lugar, y agravando más aún el factor anterior, es la procedencia de los miembros de Silverchair. Nacieron y se criaron en Newcastle, Australia, una pequeña ciudad de clase trabajadora. Aunque no tuvieron ninguna carencia económica o familiar, Newcastle era de ambiente sociocultural, digamos, simple

Así pues, ¿Qué era la amistad en aquella época y contexto social? Pues la amistad era quedar con tu gente, salir, dar una vuelta, reír, hacer bromas. Pero lo íntimo y personal quedaba aparte.

Durante las giras, los miembros de Silverchair se divirtieron. Y mucho. Gozaron de la vida a todo tren, con dinero ilimitado. Fiestas, chicas y drogas. Rock&Roll, bro.

Pero la parte inmadura de no contar, no preguntar, no expressar, la arrastraron hasta su vida adulta. Y esto tuvo consecuencias desastrosas.

Un día en las noticias, en una entrevista, el cantante de Silverchair dijo que no volvería a reunir a la banda ni por un millón de dólares y una pistola apuntándole a la cabeza. 

Y así fue como el batería y bajista de SIlverchair se enteraron de que el grupo había terminado. 

¡Boom!

Cuarto motivo: El manager del grupo

Hasta ahora, he listado los motivos por los cuales terminó Silverchair que el batería y el bajista exponen en el libro.

Este cuarto motivo lo añado yo.

Cuando he hablado de la falta de comunicación, he dicho que el manager del grupo fue quien les dijo a Ben Gillies y Chris Joannou que el cantante, Daniel Johns, se iba a encargar de la composición de las canciones.

Y cuando leí esta información me llamó mucho la atención el comportamiento de dicho manager (su nombre, John Watson o “Watto”).

John Watson era el adulto entre chicos de 20 años. Y, como adulto y manager, tendría que comportarse como tal, ¿No es cierto?

Imagina la situación anterior. El cantante de la banda le dice al manager que quiere encargarse de la composición de la música. Si aplicamos el sentido común, lo lógico sería que Watto le hubiera sugerido a Daniel Johns que hablara con el batería y el bajista para llegar a un acuerdo. 

Sin embargo, el manager acepta la decisión del cantante y la impone a los demás miembros de la banda sin previo aviso.

¿Soy el único que ve que algo fallaba?

El batería Ben Gillies admite en el libro que, cuando algún miembro de la banda tenía un problema personal, se lo comunicaban a Watto. 

El manager les atendía muy bien, pero nunca luego comentaba el problema en el grupo. Todo lo que decía era “el batería estará indispuesto un par de semanas”. O también, “el bajista no podrá ensayar la semana que viene”. Pero nunca jamás facilitó que los miembros de la banda hablaran sanamente entre ellos.

Por otra parte, el aspecto que más me sorprende de todo es que Ben Gillies y Chris Joannou se deshacen en elogios hacia su manager durante todo el libro.

Pero a mí, el comportamiento del manager de Silverchair me parece raro, sospechoso. Poco honesto.

Conclusiones del libro Love&Pain de Silverchair

Por fin, un artículo bien documentado en español sobre el final de Silverchair. 

Y, si eres fan de la banda, por fin, un libro que se mete hasta las entrañas de un grupo que tanto has admirado.

Porque este libro, repito, si eres fan de Silverchair, es un caramelo. 

Por sus infinitas anécdotas de los miembros de la banda y por la sinceridad de los narradores, hacen de este libro una lectura que vale la pena (Y divertida!)

Una lástima que la fiesta y el exceso ganaran al talento que les sobra a estos músicos. Pero, como toda banda de Rock, se expusieron al peligro del alcohol y el albedrío y salieron malheridos.

Sería genial que, ahora que han aprendido la importancia de la sinceridad, la empatía, el cariño, la amistad… se volvieran a reunir.

Primero para hablar, en su sentido más amplio.

Y luego, para crear un último disco de ensueño.

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