¿Naciste en los 80? ¿Viste Crónicas Marcianas? Este post es para ti. Hoy en día, gritar da la razón. Pero tu y yo somos de una época en que las cosas eran diferentes.
Fue un giro, un error, un cambio.
El culpable: Xavier Sardà. Es probable que tengas buen recuerdo del programa Crónicas Marcianas. Cuando eras un adolescente.
No obstante, ahí empezó todo.
El periodista y showman, Xavier Sardà, fue un pionero en juntar gente en una mesa con poco contenido personal. Concursantes de Gran Hermano, paparazzis, todos pseudofamosos; se juntaban para discutir alguna banalidad.
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Cómo funcionaba Crónicas Marcianas
En la tertúlia había una regla no escrita: ser lo más vulgar posible.
Así pues, no ganaba en razón el que mejor argumentaba. Ganaba quien más GRITABA. Y ello premiado por un gran aplauso del público.
Crónicas Marcianas copió la idea de Tómbola (un programa de televisión valenciano), pero Xavier Sardà llevó esa fórmula televisiva a nivel nacional y fundó el principio del fin.
20 años después, sigue vivo el mismo formato televisivo. Incluso en tertulia política. Quien más interrumpe y grita, gana.
El esfuerzo de padres, educadores y psicólogos en insistir en una COMUNICACIÓN ASERTIVA se va al traste cada tarde cuando enciendes el televisor.
La persona que adopta este modelo televisivo de comunicación se choca de bruces con la realidad. Pues no influye más quien se impone sino el que más domina la ESCUCHA EFECTIVA.
Gritar sí da la razón.
¿sabías que a los visitadores médicos se les recomienda que hablen solo un 20% de la conversación que mantengan con los médicos? Si ocurre esto, es señal de que el médico está cómodo con la presencia del vendedor y por ello se reforzará más la confianza.
Es obvio decir que quien no aprende a comunicar efectivamente va a tener problemas con la gente de su alrededor. ¿Te imaginas a una enfermera gritándote que te remangues la camisa? ¿A un arquitecto que no te deja hablar cuando le discutes algo de la reforma de tu cocina?
Parece que en la televisión todo vale (gracias Crónicas Marcianas) Y la televisión -nos guste o no- aún moldea la sociedad con la que tienes contacto a diario. Llenemos la televisión de psicólogos. 24h. O viviremos pronto en ciudades similares a un plató de Gran Hermano.
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